Rodrigo y Alberto tenían muchas cosas en común: el gusto por el fútbol; las viejas y la familia. Primos de esos lejanos de sangre pero cercanos de corazón, de esos que se partían la madre con el que se metiera con su sangre. De esa clase de familiares que se cubrían el uno al otro. De esa clase de parientes de los cuales el jugar una partida el FIFA soccer del año que estuviese en curso era lo máximo del planeta.
Partidos desafiantes, emocionantes, excitantes, maravillosos, pasionales, nada aburridos, y cuanto adjetivo les guste. A veces ganaba Rodrigo, otras tantas Alberto. Lo importante era divertirse y ganar a como diera lugar. De vez en mes se les unían otros familiares, que al verse goleados optaban por irse a platicar de Kalimba o el tema que estuviese de moda.
Cada fin de semana sin falta se reunían en casa de Rodrigo, ya que este tenía la consola de videojuegos, para empezar una serie de partidos que denominaban ‘mundiales’. Italia con Totti y Del Piero como figuras por un lado, Alemania con Ballack y Lahm por el otro.
Por lo general el fin de semana no daba el tiempo necesario para que los mundiales fueran acabados como dios manda… o por lo menos que las cocas duraran toda la noche.
Un fin de semana como cualquier otro, una vez que cada quien había perfeccionado su equipo, que Toni competía con Klose por el titulo de goleo y que Lehman y Buffon no habían encajado un solo gol en toda la competencia: un mundial perfecto para el que lo ganara.
El tiempo se adelanto, la espera era irrespetuosa de las necesidades y responsabilidades. –Lo dejamos para el que viene, en tu casa- Dijo, Alberto. Se despidieron con un abrazo como era la costumbre.
Un inoportuno chofer de transporte público iba a truncar esa final soñada, ir a exceso de velocidad y con el reguetón a todo volumen, unas cuantas latas de modelo y una línea de coca. Eso basto para que Alberto nunca regresara a jugar esa final, para que Rodrigo se quedara solo… para que el FIFA no se volviera a tocar. La espera iba a ser eterna, por una final jamás jugada.
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